
“Construir no es solo medio y camino para habitar. El construir ya es, en sí mismo habitar”
Heidegger
Fragmento de: Casa íntima
En 1951, Heidegger escribió su conocido ensayo Construir, habitar, pensar, para hacer una reflexión sobre la construcción de vivienda masiva, lo que a su parecer homogenizaba la forma de vivir de la sociedad alemana de posguerra. Heidegger señalaba que aquella uniformidad restaba humanidad a los sujetos, pues la existencia de una misma arquitectura determinaba una misma forma de habitar, de ser en el espacio.
Al ver las pinturas de Héctor Calderón Bozzi se puede observar un rasgo singular, una narrativa subjetiva que evidencia la emancipación de esa imposición de homogeneidad que cada vez es más imperante en el mundo globalizado del siglo XXI. Calderón Bozzi, también arquitecto, construye una casa por medio de su pintura. Un espacio íntimo en el que el tiempo y el espacio son contenidos por el instante preciso del trazo pictórico, para luego continuar en su constante devenir infinito. Se trata de una casa eterna, en la que todo fluye y nada es detenido ni atrapado por formas estables ni definidas. El tiempo y el espacio habitan en los cuadros de este artista sin completarlos ni llenarlos, pues para ello, es necesaria la mirada del espectador, la cual es invitada a habitar el gesto de una pintura de trazo fuerte pero fugaz, pues la fuerza impresa a los movimientos de la espátula contrasta con la ligereza y levedad del trazo del pincel. Sin definirse completamente por ninguno de los dos polos, CB crea una tensión constante en el desarrollo de un equilibrio armónico entre las dos fuerzas…
Laura Rubio León